Aretha Franklin fue mucho más que “la mejor cantante de todos los tiempos”, como postuló la revista “Rolling Stone”. Muchas más que los 75 millones de discos que vendió y los 19 premios Grammy que cosechó. Aretha también luchó por los derechos de los negros y de las mujeres. Tuvo una vida visceral y extraordinaria. Aquí, sus días, del último al primero, el 25 de marzo de 1942.
Nacida el 25 de marzo de 1942, a Aretha Franklin le tocó vivir una infancia muy dura. La diva del soul tuvo que lidiar con dos embarazos precoces, el primero a los doce años y el segundo a los catorce, así como sufrir el abandono de su madre, que se marchó de casa cuando la pequeña contaba apenas seis años de edad. Para complicar aún más las cosas, su padre, un pastor baptista muy conocido en su comunidad y con fama de mujeriego, educó a sus hijos con mano de hierro. Así, la vida de Aretha estaba absolutamente condicionada por lo que su progenitor decidía, sin que la joven tuviera ni voz ni voto. Pero Aretha, que callaba y cantaba, muy pronto se convirtió en una joven estrella del gospel y acabaría firmando un suculento contrato con una multinacional discográfica.