El mundo era otro y la música también. Con el rock and roll lleno de nueva energía y nuevos discursos, y con toda otra variedad de sonidos y voces en ascenso, hace 50 años se editaban algunos discos fundamentales.
“Sticky Fingers”
Es el primer disco oficial de Mick Taylor como miembro pleno de los Rolling Stones. Ya había participado en Let It Bleed, pero aquí su guitarra se despliega en su mejor versión: virtuosa y con sentimiento blues. Es un gran disco de rock and roll con canciones como “Brown Sugar”, “Wild Horses”, “Dead Flowers”; no le sobra nada.
“What’s Going On’”
En los sesenta, Marvin Gaye era uno más en el engranaje que montó Berry Gordy para la discográfica Motown. Pero había llegado a los 30 años, quería cambiar y su vida atravesaba varias turbulencias. Todo esto fue el caldo de cultivo de What’s Going On, que desde setiembre de 2020 es el mejor disco de la historia para la revista Rolling Stone. Habla de temas que importan y Gaye canta de forma inmaculada. Una obra aún vanguardista.
“Mediterráneo”
Con 28 años, Joan Manuel Serrat ya estaba curtido con varios álbumes en castellano y en catalán, pero Mediterráneo es definitorio y generador de consenso en un país, España, siempre dispuesto al duelo con el vecino. Le gusta a todo el mundo porque respira vida, impulsado por un aire poético donde el peso de la letra es enorme.
Lideró las ventas en España por 21 semanas.
“Pearl”
El 4 de octubre de 1970 moría de una sobredosis de heroína, a sus 27 años, Janis Joplin, la primera estrella femenina del rock de la historia. Tres meses después se editó Pearl, el disco al que le dedicó su último tiempo y que fue el más vendido de su carrera. La grandeza está en esas baladas que son el testamento de una mujer azotada por la pena y la falta de cariño. Joplin se entrega hasta partirse en dos.
“Blue”
Poética, sensible e innovadora, la canadiense Joni Mitchell ya tenía varios álbumes, para cuando llegó Blue, que destaca porque captura el dolor del final de una relación y la ilusión por el florecimiento de otra en unas letras llenas de verdad. La interpretación es otro punto fuerte de un álbum de instrumentación austera, de piano y guitarra acústica.
“Who’s Next”
El grupo The Who, liderado por un imparable Pete Townshend, había concebido Tommy dos años antes (1969), una compleja obra intelectual y musical, y se veía con fuerzas para hacer otra similar, llamada Lifehouse. No se concretó, pero el guitarrista se quedó con varias canciones que compondrían el esqueleto de Who’s Next. Están “Baba O’Riley”, “The Song Is Over”, “Behind Blue Eyes”, “Won’t Get Fooled Again”… Una obra maestra.
“IV”
Cuatro músicos fantásticos poniendo su talento al servicio de una causa: convertirse en la banda de hard rock más grande de la historia. Este álbum de Led Zeppelin, sin nombre, pasará a la historia por contener “Stairway to Heaven”, pero es mucho más que eso: “Black Dog”, “Rock and Roll”, “When the Leave Breaks”… Energía, experimentación y fidelidad a su adorado blues. Foo Fighters, Guns N’Roses, AC/DC y una larga lista hubiesen sido otros sin este álbum.
“Imagine”
Pocas veces un disco de larga duración estuvo tan capitalizado por una canción, y pocas piezas hubo tan simbólicas como “Imagine”. Pero además, en este disco solista de John Lennon hay otras baladas bellísimas como “Oh My Love” o “Jealous Guy”; la rabiosa “Gimme Some Truth”; o ese dardo a Paul McCartney, al que le echa en cara el antipático final de los Beatles en “How Do You Sleeep”. Un disco con mucho peso en los textos.