“La decisión de cerrar la oficina de Correo Argentino tiene implicancias muy fuertes en la comunidad. Más de 1500 facturas de la EPE dejarán de recibirse, tampoco se recibirán los impuestos inmobiliario urbano y rural”, cuenta Tomás Sorribas, presidente comunal de Berabevú.
“La medida se tomó en marzo y en 48 hs. se cerró la oficina. Tuvimos que viajar a Rosario, donde no nos atendieron, fuimos a Buenos Aires a las oficinas de Barracas. Nos propusieron una dirección postal”, señala Sorribas.
“Yo le señalé que había un contrato con la provincia que debía cumplirse para el reparto de las facturas de la EPE. Nos plantearon distintas alternativas” describe el entrevistado.
“Lo que resolvieron es que un empleado de Godeken abra la oficina dos veces por semana para distribuir las piezas postales. Pero no alcanza. En Caferatta directamente la cerraron, ahí se pagaban las jubilaciones”, menciona el mandatario.
“Si el plan de desaparición de comunidades empezó en los ’90 con el cierre de estaciones de ferrocarril, la eliminación de oficinas de correos es la estocada final. Basta muchachos paren, hay un límite” destaca Sorribas.
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