“Es mi primera vez que celebro la festividad, hay mucho movimiento de gente. Algunos vienen a agradecer y otros a pedir trabajo. La gente, en la fe, encuentra esfuerzo.”, cuenta Diego Sosa, párroco de San Cayetano.
“El último día 7, había un hombre en la reja, esperando la apertura de la iglesia. Cuando ingresó, me dijo ‘Padre, vengo a agradecer porque conseguí trabajo’, y la contracara fue a la noche, con una mujer llorando, porque lo había perdido.”, comenta el padre Sosa.
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